sábado, 12 de octubre de 2013

SIRIA / SUEIDA



Después de nuestro recorrido por el Norte y descubrir la magia de las Aldeas olvidadas, la singular y majestuosa Alepo; bajar por el Este para contemplar al-Furat; adentrarnos en el desierto sirio y soñar con Zenobia en Palmira;  y tras vagar por salones orientales en Damasco, nos propusimos viajar al suroeste, a la provincia de Sueida.
Nada más salir de Damasco comenzamos a disfrutar de un paisaje claramente mediterráneo: cereales, olivos, viñedos, pinos y cipreses; nos cruzamos con camionetas cargadas con frutas y hortalizas. Se dirigen a la capital para vender sus productos.
Por el camino vamos viendo puestos de control del ejército. Hay numerosas bases militares. Normal. La provincia linda con el Rif Damasco (al norte), con la provincia de Dara’a (al oeste), y hace frontera con Jordania lo que hace que sea un lugar estratégico. Sin olvidarnos la proximidad a los Altos del Golán.
Según nos acercamos a Shahba primera ciudad que visitamos vemos grandes canteras de basalto, piedra con la que están construidas la mayoría de sus edificaciones y que ha hecho posible su buen estado de conservación.
Durante el Impero romano perteneció a la provincia de Arabia Pétrea, estando ocupada por los nabateos.
Shahba es la aldea natal del emperador Filipo el Árabe (año 244) y por ello se dedicó a la reconstrucción de la pequeña comunidad existente hasta entonces.
La ciudad pasó a llamarse Filípolis y según cuenta la leyenda el emperador quiso convertirla en una réplica de Roma. Su trazado y construcción se planeó en forma de rejilla: de planta rectangular con dos calles principales que se cruzan en ángulo recto, típico de las ciudades romanas.
En ella se encuentran:
Un templo hexagonal; la Kalybe (lugar de adoración al aire libre típico de la región); un Arco del Triunfo; las Termas; el Teatro (llama la atención que es muy sencillo, sin ornamentación); una Basílica de gran tamaño y el Filipeión (rodeado de una gran muralla con puertas ceremoniales).
La ciudad nunca fue terminada ya que su construcción se detuvo después de la muerte de Filipo el Árabe (año 249).
La nueva ciudad siguió la planta romana de cuadrícula muy regular, con las principales calles Cardo Maximo y Decumanos columnazas en ángulo recto. Las calles menores estaban delimitadas por ínsulas, muchas de las cuales nunca llegaron a ser construidas sobre las inicialmente previstas.
Debido a que estaba lejos de núcleos de población que hubiesen requerido piedras para su construcción y que hubiesen podido obtenerlas de la abandonada Filipolis, Shahba ha conseguido preservar muy bien las antiguas ruinas de la ciudad.
En nuestro recorrido subimos por una cuesta empinada. Hacia la mitad, a la derecha, nos encontramos los antiguos baños. Es una casa delante de la cual hay unas columnas y un monolito con un altorrelieve. Consultamos nuestra guía y vemos que, como toda la ciudad, fue construida por Filipo el Árabe.
Los baños están divididos en tres secciones: la fría, la tibia y la caliente; cuenta, además, con una biblioteca, una sala de lectura, una sala de juegos y otras salas destinadas al deporte y al atletismo. En las paredes se puede apreciar el canal por donde pasaba el agua caliente y que servía de calefacción. En los techos los canales por los que discurría el agua caliente están revestidos de cerámica. Cerca del baño se encuentra parte del cimiento del gran canal que surtía de agua a la ciudad.
Coronada la cuesta, en el centro, nos encontramos con la Iglesia. Pegada a ella hay multitud de viviendas, todas construidas con las piedras basálticas de la antigua ciudad.
La iglesia bizantina de la que se conserva el pórtico, la escalinata de acceso, el atrio y los altares. Está rodeada de casas que han utilizado la misma piedra que las ruinas para su construcción.
A continuación visitamos el Anfiteatro, de pequeñas dimensiones representa la arquitectura de la época romana. Aprovecha el desnivel natural del terreno para las escalinatas.
El escenario mide veinte por cuatro metros y la pared de piedra del bastidor representa la entrada a la ciudad con su arco y sus pórticos laterales. La escalinata está dividida por un paso de acceso.
Por los alrededores vemos varios drusos vestidos de manera tradicional. Tocados de turbante blanco o casquetes, vistiendo sus túnicas negras y zaragüelles negros, nos saludan llevándose la mano al corazón. Son muy amables. No vemos niños y suponemos que estarán en los colegios. El silencio y la tranquilidad nos envuelve.
Atrio de la Basílica Bizantina
Entrada al Anfiteatro
Arco de la Basílica que ha sido aprovechado para construir una vivienda
La Basílica donde se aprecia la escalinata

El Anfiteatro. Aunque de pequeñas dimensiones su estado de conservación es muy bueno
Gradas y foso del Anfiteatro

Escenario del Anfiteatro
El anfiteatro en el que hasta hace dos años se celebraba un festival de Teatro y Danza
Parte posterior del Anfiteatro

Entrada a las Termas






Para terminar nuestra visita a Shahba visitamos su Museo Arqueológico.


Se encuentra cerca de los baños. Allí se descubrió una mansión con hermosos mosaicos en sus pisos y en muy buen estado de conservación, por lo que decidieron dejarlos en su lugar original y habilitar la mansión como museo.
Al entrar, en la primera sala se pueden ver las estatuas encontradas en la ciudad y un mosaico del dios Baco.
En la segunda sala que visitamos se encuentran cinco mosaicos cuadrados y con un centímetro de grosor.
En el primer cuadro está representada Tetis, hija de Crono y Gea. Hermana de Neptuno y su esposa, la madre de todos los océanos y ríos y amamantadora de todas las deidades. En el marco del mosaico hay unos angelitos alados montados sobre delfines y niños en barcas que están pescando con redes. Tetis en el centro luce una ondulante cabellera suelta llena de peces y la frente adornada con una Estella de mar. A su espalda un dragón simboliza las profundidades del mar.





El segundo cuadro representa la boda de Ariana y Baco. Los angelitos alados del marco personifican la vendimia entre escenas de cacería. En cada esquina aparece una cabeza que simboliza las cuatro estaciones. En la parte superior aparece Baco (Dionisios) recostado sobre su bastón y a su derecha Ariana (su esposa) con una copa de vino. Entre los dos hay un niño con una antorcha (símbolo de la pasión ardiente). Un anciano indica la copa de la que bebe Ariana. En la parte inferior, Hércules (el gran héroe griego) está sentado en el suelo junto a dos niños, uno que carga con sus armas y otro que le agarra de la mano, pues Hércules parece perder el equilibrio después de tanto beber.
En el tercer cuadro, Orfeo (en el centro) está sentado en una roca a la sombra de un árbol mientras toca la guitarra. Viste bata oriental y gorra. Está rodeado de animales del bosque atraídos por su música. La utilización magistral del negro y el gris para plasmar la vibración de las cuerdas de la guitarra hace de este mosaico una maravillosa obra de arte. El marco está adornado de formas geométricas junto a rostros con diferentes expresiones (son las máscaras de los actores del teatro griego).





El cuarto cuadro representa el amor de Ares (deidad de la guerra) y Afrodita (diosa de la belleza y el amor). Junto a ellos un niño juega con las armas de Ares, que parado sostiene su arco, apreciándose toda su musculatura. Afrodita, extremadamente hermosa, cubre su desnudez con joyas y con su cinturón encantado con el que seduce a los hombres.





En el centro del quinto cuadro, tres mujeres en el interior de una cueva (Aglaya = la radiante, Talía = la que da flores a las plantas, y, Afrosián = la que da alegría y regocijo) representan los tres dones. La entrada de la cueva está flanqueada por dos columnas (una a cada lado) con un pájaro posado en cada una de ellas. En los bordes seis figuras representan las cuatro estaciones y los cuatro vientos.
Abandonamos Shahba para visitar el Museo Arqueológico de Sueida.
Está el museo en una calle empinada y como todos los museos de Siria ocupa un edificio grande pero sencillo rodeado de un gran jardín en el que se pueden observar toda clase de esculturas de diferentes épocas (nabatea, romana, bizantina); la peculiaridad es que está construido con piedra basáltica, las uniones de los grandes bloques negros están pintados de blanco y junto con el verde del jardín y los árboles que lo rodean crean mucha armonía.
A la entrada hay un diwan bastante amplio recibe al visitante.
En la primera sección se muestra la naturaleza geográfica y geológica volcánica de la zona mediante mapas y fotos, además de sus características demográficas a través de la historia. Todas las piezas que se exponen proceden de la zona de Sueida y de la vecina Dara’a.
En la segunda sala se exponen las esculturas y estatuas de la época romana y los mosaicos descubiertos; todos ellos son de grandes dimensiones y están en muy buen estado de conservación.
La última sala (en la planta superior) está dedicada a las tradiciones folclóricas de los habitantes de la zona.
Cerca del casco antiguo de la ciudad se encuentra el Templo de las sirenas. Ubicado en un pequeño valle, en su interior se encuentra un milenario manantial. Del antiguo Templo sólo se conserva un muro de piedra basáltica.
Salimos de allí para visitar el Templo del Sol que se encuentra fuera de los límites de Sueida y que fue construido en el siglo II después de Cristo. De él sólo quedan las columnas y la planta baja.

 Licencia Creative Commons
Sueida por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

No hay comentarios:

Publicar un comentario